martes, 13 de febrero de 2007

Mictlantecuhtli Y El Mundo De Los Muertos Parte II

Mictlantecuhtli ejercía funciones que pudieran resultarnos paradójicas como el otorgar y fomentar la vida, se ha analizado el papel protagónico de Mictlantecuhtli en escenas referentes a la penetración, el embarazo, el corte del cordón umbilical y la lactancia contenidas en los códices Borgia, Vaticanus y Fejérváry-Mayer. Este extraño protagonismo tiene su explicación en el poder regenerativo de los huesos-semillas, evidente no sólo en el célebre viaje de Quetzalcóatl al Mictlan, sino también en el Códice Vindobonensis, donde las deidades que generan la descendencia, las diosas del pulque y la milpa personificada, poseen rasgos esqueléticos.

Pero por más facultades generativas que Mictlantecuhtli pudiera poseer, es su carácter temible el que predomina en la cosmovisión prehispánica. Recordemos por un instante imágenes como las de la Casa de las Águilas, semidescarnadas, con garras amenazadoras y, en muchos casos, relacionadas con animales como la araña, el ciempiés, el alacrán, el búho y el murciélago. El Dios de la Muerte es, ante todo, un devorador insaciable de carne y sangre humana.

En las pictografías aparece como un activo sacrificador armado de un hacha o de un cuchillo de pedernal y presto a extraer el corazón de sus víctimas. Es más, su nariz y lengua acusan forma de filosos cuchillos en códices como el Borgia o en las máscaras-cráneo descubiertas en el Templo Mayor. En vasos policromos y códices mayas, el Dios ha sido pintado participando en ejecuciones, en siniestras escenas de autodecapitación, muerte violenta y sacrificio. No es de extrañar, por tanto, que el Señor del Mundo de los Muertos inspirara tanto terror en la imaginación indígena. Tal vez por ello, en la lámina 22 del Códice Dresde, el Dios tiene dos veces el signo de cráneo, seguido del glifo bi , compuesto que puede ser leído xib(i), esta palabra es próxima al vocablo yucateco xibil, relacionado con la idea de temor.


Para los nahuas del siglo XVI, el Mictlan era un lugar yermo, espacioso y sumamente oscuro, un "sitio sin orificios para la salida del humo". En este tenor es sumamente interesante que fray Alonso de Molina haya registrado en su Vocabulario como forma de decir cosa oscura y tenebrosa las frase yuhquim micqui itzinco que significa literalmente "como en el culo del muerto". Obviamente, las concepciones nahuas no son la excepción en Mesoamérica. Los mayas, por ejemplo, utilizaban como uno de los nombres del inframundo el término Xibalbá. En quiché esta palabra quiere decir "lugar de miedo" y en yucateco xibil significa "temblar de miedo, espantarse o erizarse los cabellos".

El Mictlan también es definido como un temible lugar de tormentos, pestilente, en el que se bebe pus y se comen abrojos. Torquemada nos dice que los tlaxcaltecas suponían que en el inframundo las almas de la gente común se convertían en "comadrejas, y escarabajos hediondos, y animalejos, que echan de sí una orina muy hedionda, y en otros animalejos rateros". Los quichés coincidían, ya que nos hablan del valeroso Ixbalanqué, quien al vencer al poderoso Señor de los Muertos le dio un puntapié y dijo: "Vuélvete, y sea para ti todo lo podrido y desechado y hediondo". Y aún en la actualidad los otomíes de la Huasteca tapan las cuevas con costales porque de allí emanan aires cargados de enfermedad, de muerte y de olor a podredumbre.

VASO DE MICTLANTECUHTLI

Mexica. Posclásico tardío
Piedra verde
16.5 x 12.3 x ø 9 cm.
Museo del Templo Mayor, INAH,
México, DF.
[10-162964]

Recipiente cilíndrico esculpido mediante corte y desgaste. Se trata de un vaso con la representación en relieve del dios del inframundo, Mictlantecuhtli. El dios está de pie y sobre el cráneo lleva el rosetón de papel plegado característico de las deidades relacionadas con la muerte. Los brazos, muy largos por cierto, están levantados a ambos lados de la cabeza. Está ataviado con una pequeña falda y como adornos lleva largas orejeras además de portar adornos en brazos y tobillos, lo que resalta su jerarquía. No es de extrañar la presencia en el Templo Mayor de Tenochtitlan de figuras como estas, de las que por cierto se han encontrado dos, dado el culto que se rendía a las deidades de la muerte.

Esta pieza fue encontrada en la ofrenda 6 del Templo Mayor localizada al pie de la monumental escultura de Coyolxauhqui, debajo del piso de la plataforma de la etapa constructiva IVb, por lo que corresponde al año 1470, aproximadamente. EMM

 

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