La muerte es el destino inexorable de toda vida humana y es natural que nos asuste y angustie su realidad, sobre todo cuando vemos de cerca el peligro de morir o cuando afecta a nuestros seres queridos. La muerte se nos presenta cuando menos no lo esperamos pero muchas personas suelen tenerle miedo, pero lo que no saben es que, la muerte es un ciclo más de nuestras vidas, una etapa más que debemos de cumplir pero pocos sabemos aceptarlo.
CULTO A LOS MUERTOS EN OTRAS CULTURAS
En las culturas antiguas como la China y Egipcia el culto a los muertos es un símbolo de unidad familiar. Les rendían culto construyendo templos y pirámides. En la cultura China por ejemplo, en los aniversarios, se quemaba incienso, se encendían candelas y colocaban ofrendas de alimentos sobre un altar. Eran los días en los que se recordaban las grandes deudas que se tenían con los antepasados. Los antiguos egipcios creían que el individuo tenía dos espíritus. Cuando fallece, uno va al más allá y el segundo queda vagando en el espacio, por lo que tiene necesidad de comer. Consideraban que este espíritu vivía en el cuerpo que ellos cuidadosamente habían embalsamado, de esta manera el espíritu podía seguir existiendo. Este espíritu era quien recibía las ofrendas.
LOS MEXICAS (AZTECAS) Y EL CULTO A LA MUERTE
La fiesta de muertos está vinculada con el calendario agrícola prehispánico, porque es la única fiesta que se celebraba cuando iniciaba la recolección o cosecha. Es decir, es el primer gran banquete después de la temporada de escasez de los meses anteriores y que se compartía hasta con los muertos. En la cultura Náhuatl se consideraba que el destino del hombre era perecer. Este concepto se detecta en los escritos que sobre esa época se tienen. Por ejemplo, existe un poema del rey y poeta Netzahualcóyotl (1391-1472): Somos mortales / todos habremos de irnos, / todos habremos de morir en la tierra... / Como una pintura, / todos iremos borrando. / Como una flor, / nos iremos secando / aquí sobre la tierra... / Meditadlo, señores águilas y tigres, / aunque fuerais de jade, / aunque fuerais de oro, / también allá iréis / al lugar de los descansos. / Tendremos que despertar, / nadie habrá de quedar.
Este sentimiento de la representación del destino se debe entender en el sentido de que el pueblo azteca se concebía como soldados del Sol, cuyos ritos contribuían a fortalecer al Sol-Tonatiuh en su combate divino contra las estrellas, símbolos del mal y de la noche o de la oscuridad. Los aztecas ofrecían sacrificios a sus dioses y, en justa retribución, éstos derramaban sobre la humanidad la luz o el día y la lluvia para hacer crecer la vida. El culto a la muerte es uno de los elementos básicos de la religión de los antiguos mexicanos. Creían que la muerte y la vida constituyen una unidad. Para los pueblos prehispánicos la muerte no es el fin de la existencia, es un camino de transición hacia algo mejor. Esto salta a la vista en los símbolos que encontramos en su arquitectura, escultura y cerámicas, así como en los cantos poéticos donde se evidencia el dolor y la angustia que provoca el paso a la muerte, al Mictlán, lugar de los muertos o descarnados que esperan como destino más benigno los paraísos del Tlalocan.
El sacrificio de muerte no es un propósito personal; la muerte se justifica en el bien colectivo, la continuidad de la creación; importa la salud del mundo y no entraña la salvación individual. Los muertos desaparecen para volver al mundo de las sombras, para fundirse al aire, al fuego y a la tierra; regresa a la esencia que anima el universo. Los sacrificios humanos se consideran como el tributo que los pueblos vencedores pagaban a sus dioses, y ellos a su vez alimentaban la vida del universo y a su sociedad. Por otro lado, cuando alguien moría, organizaban fiestas para ayudar al espíritu en su camino. Como en la antigua cultura egipcia, los antiguos mexicanos enterraban a sus muertos envueltos en un "petate", les ponían comida para cuando sintieran hambre, ya que su viaje por el Chignahuapan (del náhuatl: nueva apan, en el río; o "sobre los nueve ríos"), parecido al purgatorio, era muy difícil de transitar porque encontrarían lugares fríos y calurosos.
MICTLAN
Mictlan o Mitlán, en la mitología azteca era el nivel inferior de la tierra de los muertos, y se encontraba muy al norte. Los guerreros que morían en el campo de batalla y las mujeres que morían en el parto no iban al Mictlan después de la muerte, estos iban al Ilhuicatl Tonatiuh(Camino del Sol); los "muertos por agua" (ahogados, tocados por un rayo o de hidropesía) iban al Tlalocan y los pequeños muertos antes de nacer regresaban al Chichihuacauhco (Lugar del árbol amamantador). Para llegar al descanso eterno, se tenía que hacer un duro viaje desde la Tierra a Mictlan, pero les ayuda el guardián del más allá Xólotl (Perro gigante). El Mictlan estaba formado de 9 lugares, 8 tenían retos para los muertos y en el 9 -el más profundo- podían alcanzar el descanso eterno.
Las nueve dimensiones del Mictlan eran:
- Apanohuaia o Itzcuintlan: Aquí había un río caudaloso, la única manera de cruzarlo era con ayuda de Xólotl. Si en vida no se había tratado bien a algún perro, el muerto se quedaba en esta dimensión por la eternidad.
- Tepectli Monamictlan: Lugar donde los cerros chocan entre si.
- Iztepetl: Cerro de navajas, este lugar se encontraba erizado de pedernales.
- Izteecayan: Lugar en el que sopla el viento de navajas, este era un sitio con una sierra compuesta de ocho colinas y nevaba copiosamente.
- Paniecatacoyan: Lugar donde los cuerpos flotan como banderas; este lugar estaba al pie de la última colina del Izteecayan y ahí empezaba una zona desértica muy fría, compuesta de ocho páramos que había que recorrer.
- Timiminaloayan: El lugar donde flechan, aquí se decía era un sendero en cuyos lados manos invisibles enviaban puntiagudas saetas hasta acribillar a los pasantes.
- Teocoyocualloa: Lugar donde las fieras se alimentan de los corazones. En este pasaje, una fiera salvaje abría el pecho del difunto para comerle el corazón, ya que sin este órgano, la persona caía en un charco donde era ferozmente perseguida por un caimán.
- Izmictlan Apochcalolca: El camino de niebla que enceguece, en este lugar; se tenían que vadear nueve ríos antes de llegar al sitio donde le esperaba su descanso mortal.
- Chicunamictlan: Aquí las almas encontraban el descanso anhelado. Era el más profundo de los lugares de los señores de la muerte.
El rey de Mictlan era Mictlantecuhtli, y la reina era Mictecacíhuatl. Entre los demás dioses de Mictlan se encuentran, Acolmiztli, Chalmecacíhualt, Chalmecatl y Acolnahuácatl.
LA CELEBRACION EN LA ACTUALIDAD
Esta celebración conserva mucha de la influencia prehispánica del culto a los muertos, las encontramos en Tláhuac, Xochimilco y Mixquic, lugares cercanos a la ciudad de México. En el estado de Michoacán las ceremonias más importantes son las de los indios purépechas del famoso lago de Pátzcuaro, especialmente en la isla de Janitzio. Igualmente importantes son las ceremonias que se hacen en poblados del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca y en Cuetzalán, Puebla. Sobre sus altares encienden velas de cera, queman incienso en bracerillos de barro cocido, colocan imágenes cristianas: un crucifijo y la virgen de Guadalupe. Ponen retratos de sus seres fallecidos. En platos de barro cocido se colocan los alimentos, estos son productos que generalmente ahí se consumen, platillos propios de la región. Bebidas embriagantes o vasos con agua, jugos de frutas, panes de muerto, adornados con azúcar roja que simula la sangre. Galletas, frutas de horno y dulces hechos con calabaza.
LA MUERTE TAMBIEN TIENE HUMOR (RIMAS O CALAVERITAS)
SENTIDO MEXICANO DE LA MUERTE
En el México contemporáneo tenemos un sentimiento especial ante el fenómeno natural que es la muerte y el dolor que nos produce. La muerte es como un espejo que refleja la forma en que hemos vivido y nuestro arrepentimiento. Cuando la muerte llega, nos ilumina la vida. Si nuestra muerte carece de sentido, tampoco lo tuvo la vida, "dime como mueres y te diré como eres". Haciendo una confrontación de los cultos prehispánicos y la religión cristiana, se sostiene que la muerte no es el fin natural de la vida, sino fase de un ciclo infinito. Vida, muerte y resurrección son los estadios del proceso que nos enseña la religión Cristiana. De acuerdo con el concepto prehispánico de la muerte, el sacrificio de la muerte -el acto de morir- es el acceder al proceso creador que da la vida. El cuerpo muere y el espíritu es entregado a Dios (a los dioses) como la deuda contraída por habernos dado la vida. Pero el cristianismo modifica el sacrificio de la muerte. La muerte y la salvación se vuelven personales, para los cristianos el individuo es el que cuenta.Las creencias vuelven a unirse en cuanto que la vida sólo se justifica y trasciende cuando se realiza en la muerte. La creencia de la muerte es el fin inevitable de un proceso natural. Lo vemos todos los días, las flores nacen y después mueren. Los animales nacen y después mueren. Nosotros nacemos, crecemos, nos reproducimos en nuestros hijos, después nos hacemos viejos y morimos. A menudo en un accidente perdemos a nuestros seres queridos, un amigo, un hijo o un hermano. Es un hecho que la muerte existe, pero nadie piensa en su propia muerte. En las culturas contemporáneas la "muerte" es una palabra que no se pronuncia. Los mexicanos tampoco pensamos en nuestra propia muerte, pero no le tenemos miedo porque la fe religiosa nos da la fuerza para reconocerla y porque quizas también somos un poco indiferentes a la vida, supongo que así es como nos justificamos.
El desprecio, el miedo y el dolor que sentimos hacia la muerte se unen al culto que le profesamos. Es decir, que la muerte puede ser una venganza a la vida, porque nos libera de aquellas vanidades con las que vivimos y nos convierte, al final, a todos por igual en lo que somos, un montón de huesos.
Entonces la muerte se vuelve jocosa e irónica, la llamamos "calaca", "huesuda", "dentona", la "flaca", la "parca". Al hecho de morir de damos definiciones como "petatearse", "estirar la pata", "pelarse" morirse. Estas expresiones son permiten jugar y en tono de burla hacer refranes y versos.
En nuestros juegos está presente con las calaveritas de azúcar o recortes de papel, esqueletos coloridos, piñatas de esqueletos, títeres de esqueletos y cuando hacemos dibujos en caricaturas o historietas.
OFRENDAS
No importa si es grande o chica, pobre o rica, ya que la ofrenda de muertos se prepara y se exhibe para agradar a los difuntos que puntuales llegan a visitarnos cada año. En ella, que no es sino un altar, se disponen artísticamente las flores, las velas y veladoras las fotografías, el papel crepé, las vasijas, los platones, las botellas y sobre todo los alimentos que habrá de consumir el goloso espíritu visitante. Así, lo más común es que en altares domésticos se coloquen esquisitos panes, tamales de todos sabores y colores, atoles espesos y humeantes guisos de diferentes clases, desde los exquisitos moles hasta los nopalitos preparados de diversas maneras, dulces sabrosos de calabaza y tejocote.
Generalmente el altar se divide en dos niveles marcados por una mesa y el suelo, que según la tradición popular representan el cielo y la tierra respectivamente. Es por ello que en la mesa se localizan las imágenes de los muertos en culto, y los símbolos de fe, así como los elementos agua y fuego representados por líquidos como el atole, pulque, agua u otras bebidas, y por velas, ceras y veladoras. Sobre el suelo se colocan los elementos que simbolizan el aire y la tierra: incienso y mirra, Sahumerios, semillas y frutas.
El día 31 de octubre al medio día, se colocan sobre una mesa aquellos objetos destinados al culto de los niños difuntos: flores blancas, vasos con agua y un plato con sal. Cada vela que se enciende representa a un niño muerto. Se enciende además el sahumerio con copal e incienso.
Por la tarde se ofrece una merienda a los niños, donde se incluye como pan, atole, chocolate, tamales de dulce y frutas. Nuevamente se enciende el sahumerio.
Al día siguiente, el 1° de noviembre, por la mañana, se sirve el desayuno de los niños, antes de que sus almas regresen al lugar que pertenecen. Entre los alimentos que se colocan están el pan, atole, chocolate, tamales y frutas. Al medio día la mesa se adorna con flores amarillas con las que se indica la llegada de los difuntos adultos; se colocan candelabros negros con velas grandes, agua y sal; más tarde se ofrendan frutas, pan, conservas y tamales.
El 2 de noviembre al medio día las almas de los difuntos adultos son despedidos con una comida en donde se pueden encontrar una gran variedad de guisos mexicanos, entre los que destacan el arroz, mexicano en su preparación, cocinado de diferentes maneras; mole con pollo o guajolote, pozole, frijoles de olla, tortillas, frutas como jícamas, tejocotes, cacahuates, dulces entre los que aparecen las tradicionales calaveritas de azúcar o chocolate, cocadas, calabazates, limones rellenos, camotes, amaranto, jamoncillos (dulce de leche), calabaza en tacha, peras e higos cristalizados, tamarindo, arroz de leche y conservas de tejocote, guayaba o durazno. Igualmente hay aperitivos como cerveza, el tradicional pulque, tequila o la bebida favorita de aquellos seres queridos. No podían faltar los cigarillos para quienes acostumbraban fumar.
Como ya se mencionó con anterioridad, los alimentos suelen ser muy variados de ofrenda a ofrenda; sin embargo las ofrendas que actualmente se colocan no son totalmente diferentes a las prehispánicas; en realidad sólo se transformó sustituyendo sus componentes originales. De acuerdo a la tradición debe componerse de nueve elementos esenciales los cuales nunca deben o pueden faltar.
El AGUA. Considerada como fuente de vida, se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed después de un largo camino y como fortalecimiento para su regreso al más allá.
LA SAL. Elemento de purificación, sirve también para que el cuerpo no se corrompa.
INVITACION AL BANQUETE. Elemento de sabiduría.
EL CIRIO(Veladoras) La flama que produce significa luz, fe y esperanza. Llamarada de triunfo, porque el alma pasa de esta vida a la otra, a la inmortalidad, a lo desconocido.
COPAL o INCIENSO. Ofrenda a los dioses. Elemento que sublima y transmite a la oración o alabanza, uniendo al que ofrece y a quién recibe. Perfume de reverencia soberana, para alejar a los malos espíritus.
LAS FLORES. Las blancas (alhelí y nube) significan pureza y ternura. Las amarillas, cempoaljochitl, significan riqueza, flor de oro. Se cree que antiguamente era usada como medicamento, para curar, conservar la vida y alejar la muerte.
EL PETATE. Es un objeto de ofrenda para el descanso, para merecer el banquete.
JUGUETES. Perro izcuintle para las ánimas infantiles son elemento de juego. Por otro lado, el perro izcuintle ayudaba a las ánimas a cruzar el caudaloso río Chiconahuapan, último para llegar al Mictlán (lugar de los muertos).
EL PAN. Es lo que se invita al recién llegado, alimento que se comparte fraternalmente.
EL GOLLETE y LAS CAÑAS. Este pan en forma de rueda se coloca en ofrenda, sostenido por un trozo de caña. Se podrán relacionarse estos elementos en el zompantli; los golletes podrían significar los cráneos de los sacrificados y las cañas las varas con que se ensartaban.
Existen algunos otros alimentos que al paso del tiempo, al igual que los antes mencionados se han convertido en parte medulares de las ofrendas de muertos como lo son:
EL PAN. Es precisamente uno de los alimentos más importantes en la ofrenda. Aunque no es de origen mexicano puesto que el cultivo del trigo y el establecimiento de las panaderías en América tienen su origen durante la Colonia, lo cierto es que en México al pan se le dio una característica propiamente nacional. Una decoración que se puede apreciar durante los primeros días de noviembre, es un pan con una muy especial peculiaridad, y que consiste en adornar su superficie con pequeñas tiras de la misma pasta, las cuales guardan gran semejanza con los huesos que comúnmente son llamados "Canillas", y sobre estos se colocan una gran "Lágrima", que simboliza el cráneo humano.
Es importante señalar que durante la época prehispánica, las "Canillas" cruzadas con el cráneo encima, se referían a la forma en que se expresaban o representaban la muerte o al "Dios de la Muerte" llamado Mictlantecuhtli. Durante la Colonia, una vez que se instituyó la celebración de "Todos los Santos", y el día de "Los Fieles Difuntos", tradiciones provenientes de Europa, algunos elementos del culto a la muerte en ambas culturas se unieron, y originaron una tradición única.
En algunas ocasiones la tradicional "Torta de Muertos" es sustituida por rosquillas o esos panes que tienen forma de cuerpo humano: tanto estos panes, como las rosquillas se decoran con azúcar teñida de color rojo, que simboliza la sangre, y al mismo tiempo nos recuerda la forma en que las ofrendas precolombinas se espolvoreaban con "Cinabrio", un polvo rojo que tenía la función de representar la sangre, de la cual se intentaba proveer al alma del muerto para que pudiera tener otra vida, ya que se tenía la idea de que el cuerpo moría, pero que el alma continuaba existiendo en otro lugar.
EL PAPEL. Ya en la cultura azteca se empleaban el papel para elaborar vestimentas y figuras sagradas, entintándolos con hule derretido. El papel picado de las ofrendas es resultado del mestizaje: de España llegan técnicas antiquísimas de oriente (China, 105 a.C.) que son asimiladas por los artesanos mexicanos. El papel picado no sólo se utiliza en el altar, sino en fiestas varias. Cada pieza de papel picado exige horas de trabajo minucioso; el papel picado comercial (el que usamos) se realiza con suajes (y a destajo).
El papel simboliza la fragilidad e interactúa con uno de los elementos: el aire. Esta comunión da movimiento al altar y alegra la vista con sus colores y formas. En ciertos lugares se dice que el papel picado es una servilleta, o mantel hermoso, con el que los difuntos pueden limpiar sus bocas después de comer.
LA CALABAZA. Tanto en la cocina indígena prehispánica como en la mexicana actual, ocupa un lugar de privilegio. Junto con el maíz, frijol y chile y ha formado parte de la tetralogía alimenticia del país. De este alimento se aprovecha todo: tallos, guías, flores, frutos y semillas; su uso es muy extenso, y con ella se elaboran muchos de los platillos típicos mexicanos.
En el altar de muertos, la calabaza aparece además a manera de dulce en otras formas: cocida con azúcar, canela, tejocotes, trozos de caña de azúcar, o con otros ingredientes según el gusto de la cocinera. El dulce cristalizado se le llama "Calabazate". De la calabaza se prepara la muy tradicional calabaza en "Tacha", que como se mencionó se prepara durante los días dedicados a los muertos.
La preparación de la calabaza en "Tacha", consiste en introducir dicho fruto en un cesto de palma que se confita en las calderas donde se fabrica el azúcar. Esta es la forma tradicional, pues en las antiguas máquinas de los ingenios se hacía la concentración del "Guarano" o jugo de caña en dos calderas cónicas, colocadas sobre un solo horno (mancuerna); una de las calderas era la "Malera", y la otra la "Tacha". En la actualidad se prepara cocida en miel de piloncillo o panela, antiguamente llamada también "Tacha".
EL MOLE. Su origen se remonta a la época prehispánica. Figuraba como uno de los platillos más importantes destinados al consumo de aquellos seres más importantes de la sociedad como gobernantes, sacerdotes y guerreros.
La palabra MOLE, se deriva del náhuatl MOLLI, utilizada para referirse a cualquier salsa con chile.
Con el tiempo el platillo original fue enriquecido con especies, ingredientes traídos de Europa. Actualmente este guiso se elabora con más de 40 ingredientes; hay de todos colores y sabores: mole rojo, mole negro (este es típico de Oaxaca), mole verde, mole amarillo, mole de olla, pipián, mancha manteles. La elaboración del mole variará según la región y según la cocinera. Una especie de mole que se usa mucho en el centro de la república lleva el nombre de "Asado" o "Asado de Boda" casi siempre acompañado con carne de puerco.
Es tradicional que en las ofrendas de los muertos, el mole aparezca servido con arroz y pollo o guajolote.
TAMALES. Al igual que el mole, fue uno más de esos platillos originarios de México antiguo. La palabra proviene del náhuatl TAMALLI con la que se designaba al "Pan" elaborado con maíz. Existen muchas maneras de hacerlos: con anís, rellenos de arroz con leche, mole, chile verde, rajas, con carnes de aves, pescado o puerco, y en algunos lugares se hacen con capulines. En Xochimilco a un tamal pequeño lo rellenan con frijoles y se sirve para acompañar al mole. Cada uno de los estados de la república tiene su propia receta para elaborar los tamales. En Zacatecas, los tamales son de chile rojo, rellenos con carne de puerco; son delgados y cubiertos con hojas de maíz en varias capas. Un tamal muy famoso por las costas del golfo es el zacahuil. En realidad sería difícil enumerar las tantas formas de elaborar tamales.
EL CHOCOLATE. Bebida originaria de México, no puede faltar en los altares de los muertos como ofrenda a niños o adultos. La palabra se deriva del náhuatl XOCOLATL, formada por los vocablos ATL (agua) y COCOTL (CHOCO), que se refiere al ruido que las semillas de cacao hacen cuando el agua comienza a hervir y en la merienda en que se remueve.
Antes de la llegada de los españoles, el cacao se utilizaba para elaborar una bebida con agua que tenía un sabor agrio. Se empleaba además como moneda para llevar a cabo el intercambio (trueque) comercial y para el pago del tributo, por lo que se le tenía en gran estima. Se dice que Moctezuma se tomaba entre el día 40 tazas de esta bebida como afrodisiaco. Durante la Colonia, el cacao se comenzó a preparar con leche y endulzarse con azúcar. Con ello paso a convertirse en una de las bebidas más solicitadas no sólo en la Nueva España, sino incluso en Europa, ya que era considerada "Bebida de Reyes".
Estos son sólo algunos alimentos de origen mexicano que aparecen en las tradicionales ofrendas de muertos, pero además hoy en día son de los que cuentan con mayor demanda popular.
CERÁMICA Y VIDRIO. La cerámica y el vidrio no podían faltar en las ofrendas del día de muertos. A lo largo de la historia su presencia se ha encontrado en la importancia con los alimentos; es por ello que el gusto por decorar los altares, es algo que el pueblo vive con gran emoción; muchos objetos han sido creados para utilizarlos únicamente en esta época del año, de tal manera que podemos ver las tradicionales jarras panzonas destinadas al pulque, las ollas para el chocolate, las cazuelas para el mole, los platos para los dulces, los incensarios y candeleros destinados a sostener los cirios, velas o ceras.
La Catrina
La Catrina fue creada para hacer una representación metafórica de la clase social alta de México antes de la revolución mexicana. Posteriormente se hizo el símbolo oficial de la Muerte, el 2 de noviembre en México en el día de muertos.
El mexicano se burla de la muerte y juega. Bastantes representaciones, específicamente a partir del siglo XIX, han aparecido, como la obra de teatro española Don Juan Tenorio, de Zorrilla, grabados de José Guadalupe Posada, grandes bailes representativos de la época, sátiras, calaveras, pero sin perder su solemnidad y misticismo que estas fechas conllevan.
De acuerdo con el folclor mexicano, "La Catrina," mejor conocida como la muerte, puede mostrarse de muchas formas. Algunas veces se la encuentra alegre, vestida de manera elaborada, con ganas de divertirse e incluso coquetear con los mortales. Otras, nos la encontramos "en los huesos," lista para llevarnos cuando menos lo esperamos. Sin embargo, la relación que los mexicanos tienen con "La Catrina" se define por una serie de circunstancias íntimamente vinculadas con la historia y cultura de México, por lo que ésta se considera un huésped imprescindible en ocasiones importantes, como el Día de los Fieles Difuntos, que se celebra cada 2 de noviembre. De acuerdo a esta tradición, se cree que la muerte, pero más específicamente la memoria de nuestros fieles difuntos, nos da un sentido de identidad, ayudándonos a arraigarnos a nuestra cultura. Esta conspicua y perenne compañera la asociamos también, paradójicamente, con el placer de vivir ante la inminencia de la muerte. La Catrina, con su traviesa sonrisa nos invita a asir el momento, y a través de la música y la danza, encontrar el sentido de la vida. La doble identidad de La Catrina nos recuerda que la vida es aquí, ahora y eternamente, como la música y las artes.
La fiesta del día de muertos de San Andrés Mixquic
Yo lo pregunto
Yo Netzahualcoyotl lo pregunto:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
aunque sea de oro se rompe,
aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
Nada es para siempre en la tierra:
Sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
aunque sea de oro se rompe,
aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.
(Netzahualcoyotl.)
Mixquic que significa "en el mezquital, o en el mezquite", es uno de los lugares más visitados el día de muertos. Esto se debe a que la fiesta está muy apegada a la antigua tradición, además por la alegre feria del pueblo dónde se vende diversidad de antojitos, incluyendo el tradicional pan de pueblo, además de la música de mariachis y escenificaciones cómicas alusivas a la muerte. Los preparativos para la fiesta comienzan desde mediados de octubre en las casas de cada familia. En la entrada ponen una estrella hecha de papel, con un foco en medio, la cual se retira hasta el 3 de noviembre; esto se hace con la idea de guiar por medio de la luz a las ánimas visitantes. Días antes de la fiesta, tanto la casa como la tumba del difunto se arreglan, teniendo que estar muy limpias y frescas para que las ánimas encuentren reposo y tranquilidad durante su visita.
Las Ofrendas
Son para que las ánimas que nos visitan puedan nutrirse de la esencia y el olor de los alimentos que sus familiares o seres queridos les preparamos. La ofrenda nos permite estar cerca de nuestros muertos para dialogar con su recuerdo. Es el reencuentro con un ritual que convoca a la memoria.
En las ofrendas se colocan diversos objetos que el difunto solía comer o beber: Se ofrece agua para que sacie su sed. Sal: como elemento purificador que sirve para que el cuerpo no se corrompa en su viaje de ida y vuelta del año siguiente. Velas: donde la flama significa esperanza y sirva de guía para que puedan llegar a sus antiguos lugares, además de alumbrar el regreso a su morada. -En algunas ofrendas cada vela significa un difunto-. Copal: como elemento que sublima la oración, limpia el lugar y aleja a los malos espíritus. Las Flores: que por sus colores y aromas, adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima. La flor amarilla del cempasúchil (zempoalxóchitl) -que significa en náhuatl "veinte flor"-, deshojada, es el camino de color y olor que traza las rutas a las casa y ofrendas ya que se cree que este color lo pueden ver muy claramente en la oscuridad las ánimas. El Petate: como cama o mesa para que las ánimas descansen en él. El pan de muerto y las cañas: relacionados con el tzompantli, -el pan simboliza los cráneos de los enemigos vencidos y las cañas las varas donde se ensartaban-.Hay muchos otros elementos como un retrato del difunto, un plato de mole, frutas, calaveras de azúcar, un tequila o licor, -según la preferencia del difunto-, una cruz que señala los cuatro puntos cardinales para que el alma no se pierda, cadenas de papel morado y amarillo que significa la unión entre la vida y la muerte, papel picado y objetos personales o que le agradaban al difunto. La fiesta comienza el 30 de Octubre con las ofrendas familiares. A las 12 de la noche suenan 12 campanadas anunciando la llegada de las almas de los niños.
Día de todos los santos.
El 1 de Noviembre se dedica a los muertos chiquitos ya que se cree que por ser niños, llegan corriendo primero. Se les prepara una ofrenda con flores y velas blancas, pues este color simboliza la pureza de estos inocentes difuntos. Estas ofrendas se adornan con juguetitos pintados con colores alegres; así, cuando lleguen las ánimas de los difuntos “chiquitos” podrán jugar tal como lo hacían en vida. El perrito Izcuintle, juguete que no debe de faltar en las ofrendas a los niños, es el que ayuda a las almas a cruzar el río Chiconauhuapan, que es el último paso para llegar al Mictlán. Hay que hacer notar que todos los elementos de estas ofrendas están a escala reducida y no debe ponerse ningún elemento de una ofrenda de adulto, ya que de ser así los niños se enojarán, se entristecerán y no comerán lo ofrecido. En la mañana del 1 de Noviembre a las 8 se ofrece un desayuno a estas pequeñas almas. A las 12 del medio día suenan de nuevo las campanas de la iglesia anunciando la despedida de los muertos chiquitos. Es momento de cambiar las flores blancas de la ofrendas por las amarillas de cempasúchil.Día de Muertos
El 2 de Noviembre es la tradicional Alumbrada a las 8:00 de la noche en el panteón. Las tumbas son decoradas cuidadosamente y con cariño, con diversos dibujos en los que destacan los de la Virgen o de la Cruz. Estos diseños se realizan esparciendo pétalos de flores de cempasúchitl. Todo el panteón queda iluminado por miles de velas y cirios, el humo de copal rodea los rostros de las personas que se han reunido para convivir con sus difuntos. El amor y el respeto es el elemento clave de esta celebración. Visitar la iglesia de San Andrés es presenciar el encuentro de dos culturas. Este templo se encuentra en el centro del pueblo y fue edificado en 1537 por los frailes agustinos. En febrero de 1932 fue declarado monumento histórico. En el altar se hace una gran ofrenda y toda la nave permanece a media luz. Es una iglesia muy particular, digna de ser visitada cualquier día del año. El tzompantli que se encuentra a la derecha del atrio y que se coloca en esta fecha, da un matiz diferente a esta iglesia. Durante la época prehispánica, el tzompantli era una advertencia para los enemigos. Se formaba con cráneos ensartados en estacas. Actualmente, las calaveras con perforaciones apiladas unas sobre otras, siguen conservando algo de esa advertencia. Hacen que el visitante se pregunte cuál es su relación -si la hay- con las calaveritas de azúcar o el pan de muerto de las ofrendas. Para todas esas personas que les gusta pueblear, Mixquic es un destino obligado: Su atractivo va más allá del día de muertos. Su rica historia se remonta a los años antes de la conquista, tiene un sitio arqueológico, El museo de San Andrés con piezas tales como la figura de Mixquixtli, diosa de la vida y de la muerte; la escultura de un Chac-mool, el mensajero de los dioses, misma que está franqueada por dos aros de juego de pelota. También es importante mencionar la fiesta patronal de san Andrés el 30 de Noviembre.
Cómo llegar:
En coche: Por periférico hasta avenida Tláhuac, seguir los señalamientos. Por la autopista México - Puebla con dirección a Chalco - Mixquic o en la entrada de la autopista México - Puebla con dirección eje 10 Santa Martha - Mixquic. También hay transporte público que llega a Mixquic. Desde la terminal del metro Taxqueña salen camiones RTP ruta 149 directo al centro de Mixquic.
Dónde comer y dormir:
Si viene del interior de la república, puede hospedarse en cualquier Hostal o Bed and Breakfast al sur de la Ciudad de México. Si viene especialmente para este recorrido, es recomendable buscar un hotel al sur de la ciudad. En la feria se venden diversidad de antojitos, incluyendo el tradicional pan de pueblo y animas -pan típico de estas fechas.
Cómo visitar el panteón:
Es muy importante tener respeto por las personas que están junto a las tumbas de sus seres queridos, hay que tomar fotografías sin flash y siempre con el permiso de ellos.
9 comentarios:
Te quedó fregoncito el post, niño... felicitaciones, se nota que escribes con soltura, deberías publicar más de tus textos.
Que estés bien y seas feliz.
Besos de Estrellas.
elaboradisimo el texto y la info,
interesantisimo tambien,
aunq la muerte no tiene fronteras, pues el mismo dia de muertos, era el primero del año celta, principal celebracion, para hablar con los espiritus de los que ya partieron,
aun hoy, la tradicion trasciende el consumismo y es una fiesta entrañable, principio de los dias aun mas cortos y primeras nevadas...
el dia dos de noviembre es la mitad entre solsticio y equinoccio, fecha especial para la Tierra en la que se intensifica su relacion con el Sol,
los mundos y energias mas sutiles se desvelan o acercan al mundo sensible o cotidiano... las culturas mas cercanas a los ritmos naturales eran mas conscientes de esos ciclos y los convertian en celebraciones que han ido perdiendo en muchos casos el significado profundo...
saludos
Supongo que no escribiràs sobre la Revoluciòn Mexicana, ya que es tremenda tonterìa para la gente del pueblo pero a los burgueses les convino en grande, claro, como la mentada Independencia.
Bueno, si quieres que te ayude con alguna historia de guerreros, ya sabes donde encontrarme, jeje.
Chido el dibujo del guerrero àguila, ya lo chequè bien.
Un beso con mordida le dejo, a usted, Citlalpilli.
me gusto mucho sobre la muerte y las fotos concuerdan con el texto esta muy buena tu investigacion sobre mixquic
atte un amigo de mariela
Como siempre encuentro en tu espacio temas bastante interesante e investigaciones muy completas, es rico enterarse de las tradiciones e historia que enmarcan los países, en especial, el tuyo que llama especialmente mi atención.
Te mando un fuerte abrazo y un beso!
Adriana
Aunque a la muerte le tengo mis respetos, es una forma diferente de verla así como ustedes la muestran con esa cantidad de actividades que realizan, termina uno por afrontar y asimilar la pérdida del ser querido con una visión positiva y menos dolorosa, diría yo.
Checa esta info, niño -a lo mejor ya la sabes-:
Toltecayotl...
que onda saludos, muy buen post. disculpa ando verificando la información de los 9 niveles del inframundo nahuatl, me gustaria saber si ese dato lo tomaste de wikipedia o si tienes alguna otra fuente donde venga descrito, por que la pagina de wikipedia no tiene bibliografia al respecto...muchas gracias
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